El hábito de desperdiciar algo que jamás volverá a ti: el tiempo
¿Eres de los que deja para pasado mañana lo que puedes hacer hoy?, ¿Has sentido que desaprovechas mucho tiempo haciendo “nada” mientras tienes un sin número de cosas pendientes? o incluso, ¿te has preguntado “por qué no hice esto antes”?. Si la mayoría de las respuestas a estas preguntas son afirmativas, definitivamente procrastinas en tu día a día y debes leer esto.
Cuando hablamos de procrastinar hablamos de esa actitud que tomamos consciente o inconscientemente de aplazar ciertas actividades para otro momento. Lo más probable es que por esta misma actitud has tenido que pasar malos ratos, vergüenzas e incomodidades que te han llevado a fallarle a un amigo, un familiar, un jefe o a ti mismo.
Sabemos que cuando tomamos esa actitud, realmente se convierte en “hacerse daño a uno mismo”, ya que tenemos esa auto-conciencia como pieza clave para entender que estamos procrastinando y aún así lo seguimos haciendo. Eres consciente de que estás evadiendo las cosas, la tarea en cuestión, y sabes que hacerlo es una mala idea, pero no haces nada por cambiarlo. Sigues refugiándote, pensando que siempre existirá más tiempo para hacer las cosas. Créeme que no siempre habrá un mañana cargada de oportunidades para volverlo a intentar, la vida tiene un poder maravilloso de determinar hasta dónde seguir y déjame decirte que se acaba cuando menos lo esperas.
Te has preguntado entonces ¿por qué sueles procrastinar en tus actividades diarias? En muchas ocasiones la falta de motivación es un detonante que hace que las personas no hagan lo que tienen que hacer, también los estados de ánimo negativos en torno a una tarea hace que todo el tiempo se quiera evadir sin importar las consecuencia, es entonces donde la procrastinación se ve enfrentada con las emociones que puedes tener al momento de hacer las cosas: aburrimiento, ansiedad, inseguridad, frustración, resentimiento y otras. Es en este punto donde la procrastinación puede ser un problema de motivación, de tiempo, pero sin lugar a dudas también puede ser un problema de regulación de emociones.
En el momento que evitamos sentir esos aspectos negativos frente a una tarea, es decir, para no sentir ansiedad por algo que debo hacer, simplemente lo aplazo y procrastino, definitivamente eso es lo que hace que el círculo sea cada vez más vicioso, ¿Por qué?, porque al evitar hacer lo que realmente debes hacer y evitar sentir algo negativo, le estás dando un alivio temporal de no tenerlo que hacer, en otras palabras te estás recompensando a ti mismo por haber aplazado ese pendiente. Y finalmente sí eres recompensado, de seguro querrás volverlo hacer una y otra vez pensando que lo estás haciendo bien, donde la procrastinación pasa de ser un círculo vicioso a un hábito crónico.
¿Creías que se trataba solo de dejar de hacer algo hoy y aplazarlo para mañana? Pues no, te aseguro que no. Hay muchos riesgos con todo esto del tiempo y a medida que avanza aún más, la procrastinación crónica tiene costos no solo a la productividad, sino efectos destructivos medibles en nuestra salud mental y física, incluidos estrés crónico, angustia general psicológica y baja satisfacción con nuestra vida, síntomas de depresión y ansiedad, hábitos deficientes de salud, enfermedades crónicas e incluso hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
La dificultad de romper la adicción a procrastinar en particular es que existe un número infinito de acciones que todavía podrían ser formas de procrastinación. Es por esto que la solución debe ser interna, y no dependiente de cualquier cosa excepto nosotros mismos. El actuar frente a algo en lo que se tiene consciencia de que estás fallando debería ser inmediato, nadie va a hacerlo por ti, debes parar de hacer lo que has venido haciendo todo este tiempo y empezar a hacerlo por rendimiento u otros factores que harán de tu vida una mejoría visible, créeme, aplica para todo.
Una forma definitiva y radical para iniciar un cambio con esta auto amenaza a nuestra estabilidad, consiste en pensar a profundidad y analizar qué tan importante es para nosotros lo que debemos hacer. Si no consideramos que postergar las cosas son realmente una amenaza, lo más probable es que difícilmente encontremos la motivación para hacerlo y con ello nunca se podría llegar a abandonar esa actitud procrastinadora. Sabemos que no es fácil, por eso queremos que veas unos pasos generales para empezar a analizar tu actitud procrastinadora:
- Analiza cuáles situaciones específicas de postergación han representado un episodio incómodo o riesgoso en tu vidas.
- Define aspectos importantes de tu vida y clasifica esas situaciones que encontraste anteriormente. Por ejemplo, si no estudiar para un examen puso en peligro la aprobación de una materia, esta situación claramente clasificaría en estudio. Lo mismo para las demás situaciones encontradas en el primer punto.
- Con esta visión general, analiza las razones por las cuales en su momento tomaste la decisión (muchas veces inconsciente) de procrastinar.
- Define la motivación que consideres te podrá ayudar a realizar esas actividades.
- Establece una programación de las tareas para ayudarte a realizar un control y seguimiento de las actividades propensas a la procrastinación.
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